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Caos urbanístico en Santa Elena: tumbaron 530 casas que no tenían permisos desde 2020

Las autoridades del corregimiento tienen en la mira otras 476 propiedades que se han construido sin ninguna reglamentación para vivienda, ecohostales y glampings.

Esta fue la propiedad intervenida en la vereda Barro Blanco este martes. Fue demolida por varias irregularidades en su construcción. FOTO: CORTESÍA

Con taladros, martillos, una orden judicial en la mano y una cuadrilla de 10 personas, las autoridades del corregimiento de Santa Elena llegaron a una casa construida irregularmente en la vereda Barro Blanco para demolerla. Con esta, llegaron a 530 propiedades demolidas en el corregimiento y tienen 476 en la mira por anomalías en su construcción, desde 2020. Debido a su clima y a sus extensas zonas verdes, este corregimiento del suroriente de Medellín se ha vuelto tan atractivo que, de manera acelerada, ha visto como fincas floricultoras están llenas de parcelaciones con pequeñas zonas verdes y algunas zonas boscosas, de reserva natural, han sido alteradas para construir glamplings y ecohostales. Esto repercute en que en los últimos cinco años la población se haya incrementado de 20.328 en 2018 a 31.002 en este 2023. A esto se suma las cerca de 9.000 personas que están de paso cada fin de semana, muchas de ellas usando las múltiples ofertas de hospedajes que se han cimentado en el territorio incumpliendo las reglas. Pero esta problemática apenas comienza en un territorio de 70,5 kilómetros cuadrados. Parménides Erazo, edil del corregimiento, señaló que en las 11 veredas del corregimiento no hay ninguna que se salve de esta problemática. “Pese a que está prohibido construir condominios o parcelar, algunas personas están ‘retaziando’ el territorio y están vendiendo lotes de 500 a 1.000 metros cuadrados. Cada metro cuadrado se vende entre $120.000 y $200.000, lo que quiere decir que un lote de 1.000 metros puede costar entre $120 millones a $200 millones”, dijo Erazo. En el caso de la vivienda derribada ayer, tenía agua conectada ilegalmente de otra propiedad cercana. Además, se encontraba en una zona de reserva forestal protectora del río Nare, señaló la corregidora de Santa Elena, Eliana Katherine Gómez. Situaciones de este tipo se pueden presentan en la mayoría de las propiedades que ya fueron demolidas o están en proceso de intervención, debido a la afectación de los suelos y en las fuentes de agua. Ecohostales y glampings Pero el daño al territorio de Santa Elena no solo está en quienes quieren tener su casa de descanso o su residencia allá. Los inconvenientes también pasan por la industria del turismo, que se está tomando fincas y zonas boscosas del corregimiento. “Lo que están haciendo es que buscan un bosque, un lote o un terreno. Allá construyen una cabaña con madera o materiales prefabricados, la decoran, le ponen cuatro matas y la utilizan como un hostal. O también se ubican en las zonas rurales lejanas y montan los llamados glamping”, señaló el edil del corregimiento. De estos establecimientos no se cuenta con un censo consolidado, pero se tienen 23 establecimientos de este tipo identificados desde la corregiduría que no cuentan con ninguna documentación para poder operar, aunque la cifra puede ser mayor. De hecho, desde la semana pasada iniciaron los procedimientos con la Subsecretaría de Control Urbanístico y se le suspendió la actividad comercial a dos de ellos. Algunos de estos establecimientos que se ofertan a través de redes sociales como Facebook e Instagram, incluso hacen uso de recursos limitados en el corregimiento, con es el agua para abastecer los jacuzzi, lo que hace más crítica la problemática. A todo esto se suma que muchos de los glamping se construyen sin las normatividades técnicas, lo que no solo se convierte en un problema urbanístico, sino de seguridad para quienes van a ellos. Sandra Restrepo, presidente de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), comentó que “algunas personas construyen los glamping de manera orgánica, sin los materiales requeridos y terminan ocurriendo muertes por asfixia como ya se ha presentado en otras ciudades”. Lo atractivo de Santa Elena se está convirtiendo en su cruz, porque muchos quieren irse para el corregimiento, pero pocos quieren cuidar su verdadero atractivo, que es su abundante naturaleza.

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