Investigadores estudiaron la asociación entre los parámetros del semen de 2.800 hombres y su uso del celular. Encontraron una relación entre el uso frecuente y una menor concentración de esperma.
Aunque los investigadores resaltan que es el estudio más amplio que se ha publicado al respecto, señalan que una limitación es que los datos se recolectaron por medio de encuestas.
Un estudio de la Universidad de Ginebra y el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical analizó los datos de 2.800 hombres suizos de entre 18 y 22 años, de 2005 a 2018, en seis centros militares de reclutamiento.
Los investigadores estudiaron la asociación entre los parámetros del semen de los más de dos mil hombres y su uso de celulares. Y encontraron una relación entre el uso frecuente del celular y una menor concentración de esperma.
La concentración media fue significativamente mayor en los hombres que no usaron el celular más de una vez a la semana en comparación con quienes lo usaron más de 20 veces en un día: 56,6 millones/mL frente a 44,5 millones/mL, respectivamente, una disminución del 21 % de la concentración de esperma. De acuerdo con el artículo, “no se encontró que mantener un teléfono móvil en el bolsillo del pantalón estuviera asociado con parámetros seminales más bajos”.
Citada por EurekAlert, Rita Rahban, profesora de la Universidad de Ginebra y pricipal investigadora del estudio, afirmó que “los estudios anteriores que evaluaron la relación entre el uso de teléfonos móviles y la calidad del semen se realizaron en un número relativamente pequeño de individuos, rara vez consideraron información sobre el estilo de vida y estuvieron sujetos a sesgo de selección, ya que fueron reclutados en clínicas de fertilidad. Esto ha llevado a resultados no concluyentes”.
Serge Nef, profesor de la Universidad de Ginebra y coautor del estudio, agregó que “los hombres completaron un cuestionario detallado relacionado con sus hábitos de vida, su estado de salud general y, más específicamente, la frecuencia con la que usaban sus teléfonos, así como dónde los colocaban cuando no estaban en uso”.Los investigadores también encontraron que la diferencia entre un grupo y otro disminuyó gradualmente a partir de 2008. De acuerdo con Martin Roosli, profesor de Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical, “esta tendencia corresponde a la transición de 2G a 3G y luego de 3G a 4G, que ha provocado una reducción de la potencia de transmisión de los teléfonos”.
Aunque los investigadores resaltan que es el estudio más amplio que se ha publicado al respecto, señalan que una limitación es que los datos se recolectaron por medio de encuestas, lo que puede ser una limitación para medir la exposición precisa a la radiación electromagnética.
Actualmente, la Oficina Federal de Medio Ambiente (FOEN) está financiando un nuevo estudio para medir de forma directa esta exposición, así como los tipos de uso, como llamadas, mensajes y navegación web. ‘’¿Las microondas que emiten los teléfonos móviles tienen un efecto directo o indirecto? ¿Provocan un aumento significativo de la temperatura en los testículos? ¿Afectan la regulación hormonal de la producción de espermatozoides? Todo esto está por descubrir”, agregó Rahban.
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