Frigoríficos y ganaderos tienen visiones distintas de lo que pasa con el negocio de la carne. Ya no alcanza ni para las mollejas.
El alto precio de la carne provocó una disminución de su consumo: mientras en 2014 los colombianos consumían alrededor de 19,7 kilos, en 2022 la ingesta bajó a 17,1 kilos por habitante. Foto: Jaime Pérez
30 de abril de 2023share
La carne de res es una de las proteínas más apetecidas por los colombianos, sin embargo, desde 2021 su precio se trepó tanto que se convirtió en un bien suntuario e inalcanzable para muchas familias.
Según el Dane, a marzo de este año la inflación de la proteína tuvo un aumento de 15,9% frente al mismo mes de 2022, provocando una disminución de su consumo, pues, por ejemplo, mientras en 2014 los colombianos consumían alrededor de 19,7 kilos, en 2022 bajó a 17,1 kilos por habitante.
Precisamente, estos altos costos han sido los detonantes de un enfrentamiento entre dos de los eslabones principales de la cadena cárnica: frigoríficos y ganaderos. Mientras los primeros afirman que esta situación se debe al alto precio del ganado y a las exportaciones desmedidas de animales vivos; los segundos le atribuyen el problema a la informalidad pues, dicen, el precio del ganado ha venido bajando, pero en el país existirían mafias que se dedican al sacrificio ilegal.
Las exportaciones
En días pasados la Asociación de Frigoríficos de Colombia (Asofricol) lanzó una alerta sobre la posibilidad de que se genere una crisis de seguridad alimentaria en el país, debido a esos altos valores de la proteína.
Entre las preocupaciones está que el aumento de las exportaciones de ganado vivo y la reducción de las de carne bovina están haciendo cada vez más inviable la operación de la cadena productiva.
“El alto precio de la carne en el mercado nacional es un reflejo de varios factores, en especial del auge de la exportación del ganado en pie que, que además de sustituir la exportación de carne con valor agregado a mercados como Asia y África, tiene un efecto especulativo en el precio de los animales, lo que afecta el ciclo ganadero e impacta el suministro y el precio de la carne para los colombianos”, señaló Álvaro Urrea, presidente de Asofricol.
Y agregó que las exportaciones de animales en pie “omiten el impuesto de degüello local, gravamen del Fondo Nacional del Ganado que busca dar apoyo al ganadero, con lo que se impide la generación de empleos necesarios para sostener la cadena de procesamiento, transformación, transporte y distribución que requiere el sector cárnico”.
En este sentido, desde el gremio de los frigoríficos vienen solicitando al Gobierno Nacional que regule y reglamente las exportaciones de bovinos en pie, petición a la que también se suma la Asociación de Comercializadores de Carnes (Asocolcarnes).
El llamado es a que se establezcan topes en el peso de los animales que van a ser exportados (450 kilos como mínimo), al menos para las épocas de alta demanda y baja oferta; además, que se creen incentivos dirigidos a los diferentes eslabones de la cadena que garanticen el abastecimiento y el equilibrio de los precios para los consumidores locales.
No obstante, estas afirmaciones y peticiones han causado malestar dentro del gremio ganadero, pues manifiestan que culpar a las exportaciones y al precio pagado por el ganado de los altos costos de la carne es “una verdad a medias”.
Según cifras de Fedegán, Colombia tiene un hato de unos 30 millones de animales, entre bovinos (29,5 millones) y bufalinos (485.983). “El año pasado, el país exportó 392.965 toretes a Egipto, Arabia Saudita, Jordania y Líbano. Ese volumen representaría solo el 1,3% del total de cabezas de ganado que hay en el territorio nacional”.
Para Óscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán, las últimas cifras de febrero de este año evidenciaron una disminución del 89% en las exportaciones de bovinos en pie.
“Pasamos de 40.602 bovinos enviados al exterior en el segundo mes de 2022, a tan solo 4.554 cabezas en febrero de 2023. La razón de esta situación tiene que ver con Brasil, que ha registrado un menor precio del kilo en pie, y nuestros compradores internacionales, como agentes racionales, han preferido el comercio bovino con ese país”, indicó Cubillos.
Y agregó que esto es “normal”, ya que también pasó en 2021 cuando Venezuela exportó novillos más baratos que Colombia. Sin embargo, el meollo radicaría en que, cuando los socios comerciales vuelvan a mirar hacia el país, se encuentren con más normativas y mayores requisitos.
“En febrero pasado que se vio la gran baja de exportación de bovinos, el volumen de carne exportada se incrementó 10,1%. En ese sentido, y en un hipotético caso de total restricción de envíos al exterior de bovinos en pie, el mercado estimulará las exportaciones de carne, haciendo que el precio del novillo no desmejore”, dijo el jefe de Planeación de Fedegán.
Y recalcó que, “como una parte de la industria frigorífica no exportaba, ni lo hace aún, su competitividad depende del precio del novillo para abastecer exclusivamente el mercado interno. No había variables de comercio internacional que las hicieran salir de su ‘zona de confort’. Pues resulta que en virtud de que hoy hay frigoríficos que sí dinamizan las exportaciones, ya el precio del novillo no depende solo de la demanda industrial para el consumo local, sino de estar más abiertos a la economía internacional”.
¿El ganado está más caro?
De acuerdo Fedegán, el precio de la carne la última vez que registró una baja fue en agosto de 2020, y tal hecho ocurrió ante la fuerte crisis económica que ocasionó la pandemia de covid-19. No obstante, dijo el gremio, de esa fecha hasta marzo de 2023 el precio del novillo gordo bajó en nueve ocasiones.
“Entre octubre de 2018 y febrero de 2020, tiempo en el que no tuvimos estatus sanitario de país libre de aftosa y registramos insignificantes exportaciones, el precio del novillo gordo apenas se incrementó 1,2%, mientras que el de la carne lo hizo en 4,9%. Notable diferencia. Lo que quiero indicar es que así las exportaciones sean cero el precio de la carne tendrá una tendencia alcista”, señaló Cubillos.
Sobre esto, en entrevista pasada con este diario, Walter Ruiz, presidente de la junta directiva de Asocolcarnes, expresó que “hay que tener en cuenta que los precios no bajan en la misma proporción, porque los comercializadores pasamos de comprar hace dos años el kilo de carne en pie en unos $4.600 a comprarla actualmente a $9.400. Ha sido un aumento del 100%, así que es muy rápido para que esto se refleje en los precios al consumidor”.
Altos precios de la carne provocarían crisis de seguridad alimentaria: frigoríficos lanzan alerta
¿Carteles de la carne?
Esta situación por la que pasa industria cárnica, que ha hecho que el consumo de la proteína se reduzca en el país, no solo ha afectado los hábitos de consumo de los colombianos, sino que, de acuerdo con Asofricol, a la economía del país estarían dejando de ingresar más de US$750 millones, afectando el empleo de 9.760 familias que viven de esta actividad.
Por esto, una de las alertas de la asociación es el cierre o suspensión de algunos de los frigoríficos en el país, ya que señalan que en los últimos meses se ha anunciado la suspensión del servicio de este tipo de establecimiento en Caucasia (Antioquia); Garzón (Huila) y Barrancabermeja (Santander), los cuales generan más de 700 empleos directos y 2.800 indirectos.
Al respecto, desde Fedegán han trasladado gran parte de la culpa de estas afectaciones al comercio ilegal de carne.
El gremio afirma que lo que más afecta a los frigoríficos —y de paso a los ganaderos— es la clandestinidad, pues, dicen, este flagelo terminó siendo el más beneficiado con el cierre de plantas de sacrificio que no cumplan con los requisitos para funcionar (Ley 1500).
“Una parte de la carne que se consume en Colombia es sacrificada de manera ilegal. En 2013 fueron faenados más 4,1 millones animales y el año pasado fueron 3,2 millones. No es que se beneficie menos, es que la clandestinidad se ha fortalecido”, sostiene Fedegán.
De hecho, solo en 2022, según la Policía Nacional, se reportó el hurto de 1.350 cabezas de ganado en 265 casos de abigeato en todo el país, y se incautaron 7.033 kilogramos de carne que se movilizaban por carreteras y trochas en condiciones ilegales y sin las debidas condiciones sanitarias.
Y en lo que va de este año a febrero han sido hurtados 322 semovientes en 88 casos de abigeato, lo que representa un 24% del total de 2022, siendo Meta, Cesar, Sucre y Boyacá los departamentos más afectados.
Así pues, una de las soluciones que se plantean para mitigar este panorama crítico que vive el sector cárnico es que los diferentes eslabones de la cadena trabajen de manera conjunta para mejorar los procesos e innovar, siendo más eficientes y sostenibles, con el propósito de brindar a los consumidores mejores productos y a precios justos.
En febrero de este año, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Ministerio de Agricultura anunció que Argelia se convirtió en el país número 23 al que Colombia puede exportar carne bovina deshuesada, congelada y refrigerada al vacío.
El país africano se suma a la lista de mercados que le compran carne a Colombia, como lo son Rusia, Chile, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Vietnam, Hong Kong, entre otros.
El objetivo es que Argelia llegue a comprar hasta 5.000 toneladas de carne colombiana al año, con lo cual estaría entre los cinco mercados más grandes que atiende el país.
De cara a los próximos años, la meta de Colombia es la apertura de mercados de Indonesia y China antes de que acabe este año y para 2024 completar el ingreso a Estados Unidos
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