El técnico de Nacional es un hombre ya consagrado, mientras que el de Millonarios lidera la nueva generación de entrenadores, enfocada en el buen juego.
Paulo Autuori y Alberto Gamero, los técnicos finalistas Siempre se ha dicho que más sabe el diablo por viejo que por diablo y en ese sentido, el técnico brasileño de Atlético Nacional, Paulo Autuori, le sacaría ventaja al entrenador samario de Millonarios, Alberto Gamero, en la final de la Liga Betplay-1 que se empieza a disputar desde este miércoles (8:00 p.m.) en el estadio Atanasio Girardot y culminará el sábado (7:00 p.m.) en El Campín).
Sin embargo, Gamero es de la nueva generación de entrenadores, ha refrescado el fútbol con su estilo y tiene las herramientas necesarias para dar la pelea. Sus equipos están basados en el orden y la elaboración. Una forma de juego en la que se prioriza el aspecto ofensivo, con ataques posicionales, posesiones largas y presión alta.
Autuori, en cambio, es práctico, le gusta el juego directo, que los pases generen el avance de su equipo en la cancha.
Mientras que Gamero se decanta por una defensa de cuatro hombres en línea con Andrés Llinás como el más destacado y la salida por sorpresa del lateral derecho Elvis Perlaza, Autuori usa la misma estrategia defensiva, pero a veces varía a 3 hombres atrás teniendo como referentes a Cristian Zapata, por su experiencia y a Juan Felipe Aguirre, por su nivel y gran juego aéreo, tanto defensivo como ofensivo.
En la zona de volantes, el técnico samario se la juega por 5 hombres para tener superioridad numérica. Quien lidera ese esquema es el volante David Macálister Silva. Él es el equilibrio y, con su buen panorama, inicia la mayoría de jugadas ofensivas.
Este jugador se convierte en el compañero ideal para un creativo como Daniel Cataño, quien marca diferencia por su talento.
Por el contrario, Autuori se la juega por el despliegue físico de Sebastián Gómez, la ida y vuelta de jugadores como Nelson Deossa y Nelson Palacio, y la libertad de movimientos de Dorlan Pabón, a quien envía a jugar detrás de los delanteros para aprovechar su gran remate de media distancia.
En esta campaña, Gamero ha tenido un jugador fundamental en ataque que es Óscar Cortés con el que no podrá contar en este primer partido por su convocatoria a la Selección Colombia. Por eso, esa función de desborde y desequilibrio la tiene otro juvenil, Beckham Castro.
En ataque, ambos técnicos son parecidos en lo que quieren implementar con un número 9 que defina las jugadas. Gamero le otorga esa responsabilidad a Leo Castro y Autuori a Jéfferson Duque. Sin embargo, el técnico de Nacional le ha dado mayor acompañamiento a su goleador en los últimos partidos con Tomás Ángel.
Seguramente Autuori jugará con dos delanteros ante Millonarios y más después de que tras el partido con el Medellín, Gamero manifestara que les ha costado enfrentar todo el semestre a equipos que usan dos atacantes.
Tienen credibilidad
Distintos técnicos colombianos destacan la labor de ambos entrenadores. Por ejemplo, Hernán Darío “Bolillo” Gómez dice que Autuori es un sabio del fútbol. “Él ha llegado a la sabiduría, eso es lo más importante de los técnicos con recorrido, demuestra mucha paciencia. Tiene autoridad y mucha capacidad para transmitir su trabajo sin tanto escándalo ni bulla. Un hombre muy importante para el Atlético Nacional”.
Sobre Gamero indicó que le gustaría tener un equipo que juegue con su estilo. “Sus equipos se basan en una muy buena condición física, tienen mucha fuerza. Él les da orden y trabajo táctico”.
Por su parte, un ídolo verde como René Higuita destaca lo que ha logrado Autuori desde que asumió al equipo. “Recién va cumplir 8 meses y ha obtenido buenos resultados, con jugadores de la cantera. Esperemos que con este proceso, que hasta acá es corto pero muy productivo, se nos dé el campeonato”.
Nacional-Millonarios: el juego de los millones fuera y dentro de la cancha
Autuori se ha enfrentado al club capitalino en cuatro oportunidades, dos dirigiendo a Nacional y dos al Paranaense de Brasil. Como entrenador verde empató sus dos encuentros: 1-1 en 2019 y 0-0 en marzo de este año. El registro con Paranaense fue positivo en la edición da la Copa Libertadores 2017 cuando midieron fuerzas. En Brasil ganó por 1-0. La vuelta terminó a favor de los azules por el mismo marcador, pero Paranaense avanzó en los penaltis (4-2)
Sin embargo, en el mano a mano con Gamero, Autuori acumula un saldo negativo: dos victorias para el entrenador samario contra un empate del brasileño.
Desde este miércoles, ambos buscarán con sus equipos quedar registrados en la historia del fútbol colombiano con la obtención de una nueva estrella.
Nacional, a reafirmar por qué es el más grande
Se avecinan 180 minutos en los que cada chute, falta, tiro de esquina y jugada ofensiva de lado y lado serán, literalmente, de infarto. Hoy en el Coloso de la 74 rodará la pelota en el primer round de un espectáculo deportivo entre verdes y azules que no simplemente definirá quién será el nuevo campeón del fútbol profesional colombiano. Y es que más allá del hecho de levantar un trofeo, se trata de una final que todo hincha de Nacional añoraba presenciar: por fin disputaremos un título en torneos cortos ante el rival de la capital que en los últimos años ha cometido la osadía de compararse con el club colombiano que más títulos ha ganado y el único criollo que puede sacar pecho por tener en sus vitrinas dos copas Libertadores. Sin duda, estamos ante un evento histórico e inédito, ya que para muchos –incluyendo a la Conmebol– se trata del clásico más importante de Colombia (para otros es Nacional vs. América) y Atlético Nacional está a la altura de disputar mano a mano esta nueva prueba deportiva. Hoy en el Atanasio Girardot los 11 jugadores que defenderán el uniforme de rayas verdes y blancas tendrán el respaldo de 44.000 aficionados que los acompañarán y alentarán los 90 minutos en las tribunas, pero además contarán con el empuje de millones de hinchas que verán el partido en otros lugares, no solo en Medellín, sino en el resto del país y del planeta. No es la primera vez que Nacional jugará contra los pronósticos y cerrando la llave de visitante ante un equipo capitalino, lo mismo ocurrió en 2013 ante un Santa Fe que era favorito y el título se quedó en Medellín. Lo que está claro es que no se trata de la final más importante para el club doblemente campeón de América, pero sí una nueva oportunidad para seguir escribiendo la historia de esta magna institución y, de paso, reafirmar su grandeza.
Obstinados: creemos en el famoso Millos
Es un asunto casi de instinto, es lo natural: siempre será más cómodo apostarle e inclinarse por un proyecto o una persona exitosa, de renombre y en las mieles de la victoria. Lo desafiante –lo verdaderamente retador–, es aventurarse y persistir en algo en medio de las dificultades, las flaquezas y los perpetuos tropiezos. Eso es ser hincha de Millonarios: permanecer –casi rayando en la obstinación– y no dejar de creer, pese a tantos aprietos.
Obviamente no alcancé a hacerme hincha de Millos en los tiempos de Alfredo Di Stéfano o Adolfo Pedernera, en pleno esplendor del que llegó a ser llamado ‘mejor equipo del mundo’ en la gloriosa época de El Dorado. Tampoco alcancé a ver a Arnoldo Iguarán o Willington Ortiz. Decidí sumarme al azul cuando unos cuantos optimistas –unos auténticos obstinados–, vendían manillas como una forma de contrarrestar la crisis económica y financiera del equipo. Cuando se ocupaban los últimos lugares y estar entre los opcionados al título era una quimera. Cuando los grandes patrocinios y los jugadores de renombre se deleitaban en conjuntos ajenos.
Esa permanencia y esa fe –no me malinterpreten: nada tiene que ver con el rival de patio–, hacen más valioso vivir el presente de Millos. No solo estamos más cerca de la estrella 16, sino que hay un equipo sólido y, de la mano del profesor Alberto Gamero, podemos decir que hoy por hoy somos el mejor club del país y uno de los 30 mejores del planeta, incluso por encima del Liverpool, según la Federación de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS).
Esos reconocimientos, esas arandelas –condenadas a volverse las reminiscencias con las que viven los hinchas–, no son más que remembranzas. Lo sabemos. De allí la importancia de que haya algo tangible. Sin embargo, gane o no hoy Millonarios, lo cierto es que está llamado a hacerle justicia a su historia: ser obstinados y no ceder. Nosotros seguiremos creyendo en el famoso Millos.
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